Observas a las parejas tomadas de la mano e intentas controlar ese impulso de no quitarles
la mirada. Viajar en el metro y observar a todas esas personas que no te conocen y a las cuales
no les interesas, pero a veces deseas que alguien tan desesperado como tu, te diga yo también ya me canse de viajar sola/o (acéptalo, nunca pasara).
El intenso asco de llegar a tu casa y encontrar todo apagado y en silencio, lo desolador de escuchar a personas huecas que hablan de cosas triviales, la pesadilla de acostarte en tu cama para despertar
al otro día y levantarse a eso que otros llaman vivir y tu queriendo morir.
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