Hacerse justificar por un Dios es más fácil que justificarse por el propio esfuerzo; el mundo estimula a la mujer a creer en la posibilidad de una salvación dada: ella opta por creerlo. A veces, renuncia por entero a su autonomía; ya no es más que una enamorada, lo más frecuente es que intente una conciliación; pero el amor idólatra, el amor abdicación, es devastador: ocupa todo los pensamientos, todos los instantes, es sumamente tiránico.
Simone de Beauvoir.
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