Sus sueños son aburridos, no como los míos.
Me gusta verte desde la puerta entreabierta tener sexo con mujeres
desconocidas y saber que sus deseos son tan lejanos y cercanos a mi.
Tuve una pesadilla muy clara, mientras dormías, tocaba tu tez blanca, cuando abrías los ojos, en mis manos te desangrabas.
Sin embargo me río cuando pienso en todos los preparativos y en todos los instrumentos que necesito para mirarte a los ojos.
Te vuelvo escultura de carne.
Eres un trofeo morboso que arden mis manos por tocar.
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